El hacerse mayor, el dejar el chupete o separarse de la familia para ir a la guardería, el miedo a perderse y quedarse solo... son separaciones necesarias por las que el niño debe pasar. Algunas las impone una Sociedad que a menudo "tira "demasiado de nosotras: otras son necesarias para el desarrollo del niño y su búsqueda de autonomía. En el cuento y en el libro ilustrado se ha trabajado simbólicamente estas separaciones a través del concepto de pérdida..
Presentamos aquí tres buenas elecciones para trabajar este aspecto:
Bumba y Bembé, el elefante
El elefante bembé está llorando, pues a perdido a su familia. Bumba le ayuda en la búsqueda...
Título: Bumba y Bembé
Autor: Cyril Hahn
Editorial: Edelvives
Editorial: Edelvives
Año de edición: 2005
ISBN: 978-84-263-5908-7
Páginas:14
Idioma: Castellano
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ISBN: 978-84-263-5908-7
Páginas:14
Idioma: Castellano
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Caperucita Roja
Este libro, aunque lo trataremos en el apartado de cuentos populares, implica la separación de la familia característico en una edad infantil más avanzada, en la que el niño se debe independizar, y los peligros (reales y simbólicos) que conlleva hacerse mayor.
Este libro, aunque lo trataremos en el apartado de cuentos populares, implica la separación de la familia característico en una edad infantil más avanzada, en la que el niño se debe independizar, y los peligros (reales y simbólicos) que conlleva hacerse mayor.
Smokken (El chupete)
En este libro el bebé pierde su chupete. Su encuentro le posibilita precisamente para hallazgo: ser capaz de dormir solito.
Ficha por rellenar!!
Son numerosos los libros infantiles o cuentos populares que nos hablan de la pérdida. Esto no es casual, sino un recurso necesario para que el niño pueda elaborar todas las Pérdidas/Separaciones que va a vivir a lo largo de su vida.
Esta elaboración se produce a través del plano simbólico. este puede estar planteado en el juego, el el dibujo, en la narración de historias...
En el caso del libro infantil, el aspecto simbólico estará caracterizado por:
-La escucha de la historia, dramatizada en su justa medida por el ponente
-El visionado de las ilustraciones, de carácter artístico
-El ritual de comienzo y final de la lectura
En definitiva, todo obedece a la representación simbólica a través de la cual nos comunicamos y construimos la realidad, dimensión tan importante en la edad infantil.
Esta elaboración se produce a través del plano simbólico. este puede estar planteado en el juego, el el dibujo, en la narración de historias...
En el caso del libro infantil, el aspecto simbólico estará caracterizado por:
-La escucha de la historia, dramatizada en su justa medida por el ponente
-El visionado de las ilustraciones, de carácter artístico
-El ritual de comienzo y final de la lectura
En definitiva, todo obedece a la representación simbólica a través de la cual nos comunicamos y construimos la realidad, dimensión tan importante en la edad infantil.
El niño, a través de estas acciones, construye la realidad, y sostiene esta construcción a través del lenguaje.
La pérdida se plantea por tanto de manera simbólica, artificial, lo que permitirá elaborar de una manera positiva la pérdida real.
Muchos son los tipos de pérdida por los que el niño atraviesa. Sin duda, la más significativa, es la pérdida del estado fetal. El bebé, inmerso en un mundo idílico, es expulsado repentinamente “al vacío”, después de sentir una enorme constricción en su cuerpo. Ha perdido en un momento el medio ambiente perfecto, la flotación y la nutrición sin preocupaciones.
Esta pérdida producida en el alumbramiento provoca una impronta en el ser humano que se mantendrá para siempre.
Otras pérdidas importantes le suceden: La ausencia inevitable del objeto materno (que puede personificarse en una o dos personas de diferente género, siempre que cumplan esta función), el destete, el pañal, el chupete, la guardería… no son más que separaciones naturales y necesarias, que se suceden una tras otra pero que no están exentas de ser un proceso de duelo en el niño, provocando a menudo angustia y dolor.
No sólo las pérdidas necesarias se trabajan a través de lo simbólico. El perderse, esto es, quedarse sólo (la pérdida del objeto), el abandono, es el Gran Fantasma del niño, que no es capaz de sobrevivir sin los cuidados biológicos necesarios, pero tampoco sin los cuidados afectivos. La "resolución simbólica" de este miedo ayuda mucho al niño a formarse una seguridad y una autoconfianza.
Un ejemplo de esto Es Bumba y Bembé.
La pérdida se usa también como metáfora de la independencia: el ser humano necesita perderse del adulto para tomar sus propias decisiones, y estas deben ser correctas.
Un claro ejemplo es Caperucita y las amenazas que supone tener que independizarse. (Al tratarse de un cuento popular, se encontrará la ficha en la Sala de Cuentos Populares)
Otra manera de tratar la pérdida es perder un objeto que simbólicamente se encuentra en uso, y para cuyo extravío el niño no se siente preparado.
Es el caso del libro de Smukken (el Chupete).
El supuesto de la pérdida de un ser querido, al ser irremplazable, la vamos a tratar en otro apartado.